Los que hemos tenido la suerte de desvirgar a más de una chica conocemos de sobra la cara que pone una vírgen cuando le meten una polla o los dedos en el coño por primera vez. Su gesto es una mezcla entre miedo, desconocimiento, ansiedad, sorpresa y placer y además por este orden. Al principio están temerosas porque creen que les va a doler mucho, cuando ya tienes el rabo casi entero metido dentro les entra ansiedad porque siguen sin saber muy bien lo que será lo siguiente, pero cuando empiezan a estimularse se sorprenden porque les encanta. El último paso es dejarse llevar y seguir el ritmo que tu marques durante la penetración y la verdad es que aprenden muy rápido.