Faltó muy poco para pillarla follando con el hermanastro, pero las madres tienen un sexto sentido y saben muy bien cuando retirarse a tiempo. Los dos chicos se tenían ganas, sobre todo ella, que iba todo el día detrás de su hermano como una perrita en celo para que le echara un polvo. El momento decisivo fue cuando ella apareció con tan solo una camiseta y unas braguitas blancas inmaculadas, así era imposible resistirse y al tipo no le quedó más remedio que darle a esa pequeña zorra lo que más deseaba: su polla de 25 centímetros. Por poco no los pilló mamá, pero tiempo al tiempo amigos…