Mi madrastra es una puta impresionante, la mujer se mantiene en forma. Por las mañanas sale a correr y por las tardes va al gimnasio. Claro, tampoco tiene que preocuparse de mucho más, mi padre se pasa el día trabajando para pagarle todos los caprichos. El caso es que ultimamente mi madrastra se me insinúa, parece que se pasa el día cachonda y yo no he podido resistirlo. Yo respeto mucho a mi padre pero si su mujer es una puta ¿que culpa tengo?. Así que una mañana me la acabe follando, y ese fue el principio de mi perdición, ahora no puedo dejar de follar con mi madrastra, ¡se ha convertido en una adicción!.