Siempre he tenido claro que tenía una vecinita xxx y que su marido no le daba todo aquello que ella necesitaba. Miradas, sonrisas, gestos, vestidos ajustados, indirectas… un montón de detalles delatan a las mujeres y si eres buen observador sabrás cuando es el momento idóneo para tirarle bocao. Esta guapa treintañera ya no aguantaba más el calentón e invitó a su vecino para tomar una copa de vino. Tampoco fue muy directa y sencillamente le dijo que estaba algo aburrida, pero eso es una invitación en toda regla para follártela hasta por las orejas. No imaginas la falta de rabo que tenía la guarrilla.