Tendría que estar loco o ser tonto para contarle a mi hermano que su mujer es una puta infiel que le pone los cuernos con cualquiera, básicamente porque yo soy uno de sus amantes y se me acabaría el chollo. Follando es una mujer increíble y no te imaginas los polvos que echamos, pero cuando me corro dentro de ella me invade un sentimiento de culpabilidad y me entran ganas de contarlo todo. Este mal sentimiento me dura unos minutos porque en cuanto me limpio la polla en el baño y vuelvo a la habitación, veo a esa zorra y estoy deseando volver a tirármela.