Solitario, viudo y sin una mujer que lo atienda, esta anciano le pidió a su nieta (la masajista) que lo atendiera por una tarde. La chavala no se le iba a negar a su abuelito, así que fue a su casa para darle un masaje relajante. Mientras estaba masajeando el cuerpo de su abuelito, la chavala se dio cuenta que la polla del viejo estaba dura. Curiosa por saber de qué tamaño la tenía su abuelo, la jovencita levanto la toalla que cubría el miembro viril de su abuelo y se impresiono con la polla del anciano. A la perrita le gusto lo que vio, eso le dio morbo, así que le dio una mamadita para ver el sabor que tendría la polla que años atrás embarazo a su abuela y quedo impresionada. La perrita estaba excitada lamiendo la polla del viejo, así que se desvistió, se lubrico un poco más la concha con saliva y se montó encima de su abuelo para cabalgar y ordeñar sus huevos.