Casada, con dos hijos y un esposo muy trabajador, esta mujer infiel sucumbe ante los placeres carnales que un plomero le ofrece cuando está reparando el lavaplatos de su casa. La mujer tuvo que llamar al plomero por un bote de agua que tenía en el lavaplatos, ella estaba solita en casa y tenía días sin follar con su marido. Cuando el tío está haciendo su trabajo, esta cerda le mira el entrepiernas al chaval y nota el negro tiene un enorme paquete, ese fue el punto de no retorno. Desde ese momento en que la perra infiel vio que el chico tenía una enorme polla, cambio su actitud de mujer casada a ninfómana infiel. La cerda comenzó a sacarle conversación a negro y a insinuársele, el tipo viendo lo regalada que esta la mujer, se baja los pantalones enseñándole su enorme polla para que ella haga lo que ella quiera con él.