Mis padres me mandaron a casa del abuelo a cuidarlo porque últimamente ha estado muy mal, nunca en mi vida pensé que este tiempo que pase con el fueran los últimos de su vida. En realidad estaba bastante mal, mi abuelito apenas podía levantarse en sus últimos días. Una semana antes de que todo acabara, el me miro a los ojos y me dijo –tu siempre has sido mi nieta favorita, te amo y quiero que me cumplas un último deseo- Pensaba que el abuelo me iba a pedir algo diferente pero me dijo –nieta, quiero que me chupes la polla- Me quede impactada de su petición pero no podía negarme, lo amaba mucho, así que le baje el pantalón, agarre su vieja polla y comencé a chupársela. No me imagine que la polla de un viejo fuera tan deliciosa, el sabor era riquísimo, así que no podía para de saborear sus huevos. Me excite tanto chupándosela que decidí ir un paso más allá y follar con él.