Yo de las jovencitas me espero cualquier cosa y pese a que es increíble ver a una colegiala haciendo dogging con tan solo 18 añitos porque esa práctica es casi exclusiva de las mujeres maduras, para ser una guarra tampoco hay edad. El caso es que nuestra preciosa invitada acude todas las noches a un descampado donde se reúne con varios chicos que no conoce de nada para comerles la polla y follar sin condón, sexo totalmente liberal y de riesgo que es tan morboso como peligroso. Si hacéis estas cochinadas tened mucho cuidado chicas porque hay mucho loco suelto por ahí.